1. Título
Educación y pospandemia: tormentas y retos después del COVID-19.
2. Cita APA
Canaza, F. A. (2021). Educación y pospandemia: tormentas y retos después del COVID-19. Conrado, 17(83), 430-438.
4. Resumen
En medio de potentes desafíos y una red de desastres, el impacto de la pandemia del COVID-19 no ha dudado en imponer una poderosa reforma en todo el sistema educativo. No obstante, tales transformaciones de transición y dinámicas disruptivas vienen perfilándose sobre la base de grandes fracturas estructurales, dominantes problemas y retos retenidos. En esa dirección, el presente estudio tiene el propósito de rastrear los principales efectos devenidos de la pandemia durante y después de la interrupción en el plano educativo de Latinoamérica y el Caribe. Para ello, mediante la revisión documental y el análisis presentado por instituciones de alto nivel, la investigación rige dos frentes. Primero, la pandemia llegó en un momento en el que terminó por devorar y deteriorar de manera diferenciada los fijados y modernos estados de bienestar, en particular, uno de los pilares fundamentales del desarrollo social: la educación. Segundo, este mismo efecto ha demandado reparar y remediar un relieve de propósitos pendientes y arrastrados para la educación, que, después de la catástrofe será necesario establecer planes de recuperación, reapertura y de repensar el terreno educativo y empoderar espacios débiles dentro de un nuevo proceso donde la descarga de la pandemia determinará las siguientes décadas.
5. Introducción
En medio de una tensa situación de alarma global y de posicionar el sentido contrario de la agenda 2030 y de la enemistad entre dos potencias dentro de la era actual: Estados Unidos y China. Para mediados de julio de 2020, António Manuel de Oliveira Guterres -actual secretario general de Naciones Unidas, no solamente había direccionado una ruta peligrosa promovida y movida por la pandemia del COVID-19 y los dispares inflexivos de poderosos Estados, sino que además, mientras existía de un lado, una enérgica y fragmentada disputa de interés global y de desequilibrados poderes geopolíticos, la descarga y el vertiginoso impacto de la pandemia implicaban efectos devastadores en fallas pasadas y presentes en materia de desarrollo (Organización de las Naciones Unidas, 2020d).
De esta manera y en un recuadro nada agradable, con toda precisión el evento megasísmico de la pandemia del COVID-19 había detallado en profundidad diversos problemas estructurales sobrevenidos del modelo económico global y de las insuficiencias de un sistema moderno de protección social consistente que, adicionado a las enormes brechas del régimen del estado de bienestar en un contexto de altos recortes en la provisión de recursos públicos y de una fuerte intervención de reformas y políticas neoliberales en Estados intermedios (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2020a). Decidieron y terminaron por debilitar la respuesta de reacción inmediata de la mayoría de los países frente a la pandemia del coronavirus.
En ese sentido, es posible que en el plano de mantener la estabilidad y el progresivo avance de la integridad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030. Estos queden aplazados por el impacto negativo de la pandemia o en el peor de los casos, resulten no solo interrumpirse en su propia dinámica, sino que puedan tener un efecto regresivo décadas atrás. En ese panorama, la esfera global de la educación y el principio rector de una enseñanza inclusiva y equitativa de calidad y como derecho han tenido fuertes impactos degradantes dentro de su radio de cobertura, especialmente, en países de ingreso bajo y mediano bajo en donde se hace difícil la tarea de seguir aprendiendo de una manera regular (Organización de las Naciones Unidas, 2020a).
De acuerdo a esto, los datos registrados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) referían que, para mediados de mayo de 2020, las cosas tornaron ser más notorias. Pues, para entonces, más de 1,200 millones de estudiantes en todos los niveles de enseñanza habían dejado temporaria o permanentemente la escuela por diferentes, específicos y dominantes factores degradativos. De ese total de afectados, poco más de 160 millones eran estudiantes de las diversas regiones de Latinoamérica y el Caribe (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2020b).
En amplio sentido, esto no era todo, dado que el mayor impacto educativo desde que inició la irrupción global de la pandemia por COVID-19 alrededor de más de 190 países involucró (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2020b), por un lado, una indiscutible reforma abrupta de los diferentes y desemejantes modelos educativos tradicionales frente al mayor desastre de la época contemporánea; y por otro lado, el cierre temporal de las escuelas y centros de formación superior terminaron inevitablemente afectando la continuidad regular y la igualdad de aprender a distancia entre niños, niñas y adolescentes de una de las regiones más desiguales del planeta, particularmente, entre los sectores más frágiles de la educación pública. Pues, sin duda, estos malos tiempos irremediablemente desafiaron pasadas diferencias y fracturas en la educación prepandémica.
Por debajo de esto, el presente estudio tiene el propósito de rastrear los principales efectos devenidos durante y después de la interrupción de la pandemia en el espacio educativo de América Latina y el Caribe, adosando igualmente en su recorrido una revisión documental y de problemas inseparables, deudas y desafíos pendientes radiados para la educación antes de haber detonado el COVID-19. En esa medida, reabrir y reactivar las diferentes modalidades y niveles de educación implicará investir de poder a zonas desposeídas del derecho a la educación, así como de reparar los daños de la debilitada infraestructura y del acondicionamiento de protocolos de bioseguridad una vez controlado el peligro de infección o terminado el gran encierro.
La descarga del impacto de la pandemia no solamente ha llegado en un momento en donde la educación ya venía afrontando diversos problemas y retos arrastrados. Esta, a su vez, ha significado desprender de una manera desmedida una poderosa disrupción de escala en los diferentes espacios de la realidad, al tiempo de emitir respuestas para neutralizar los daños y, mientras duraba su efecto, el desafío pedagógico dominante imponía la alta necesidad de reducir las repercusiones negativas posterior al cierre de escuelas e instituciones de formación superior.
No obstante, todo lo anterior fue recreando la tormenta perfecta para hacer notar, por un lado, el despliegue de nuevas tecnologías, la imposición de plataformas digitales y programas nacionales de educación en línea para no detener los propósitos de la educación; en tanto que, por otro lado, la interrupción del proceso educativo tradicional en medio de un entorno virtual, fue intensificando las desigualdades y notificando elevados impuestos debido a un escenario desalentado por la fragilidad educativa y definido por un relieve de desafíos pendientes o poco resueltos.
En ese marco, el estado de la pospandemia plantea revisar, identificar y delimitar el problema provocado por este. Así, el diagnóstico vertido permitirá planear un mapa de fallas, necesidades y respuestas radiadas que permitan planificar procesos de reapertura, recuperación y reinvención del modelo educativo. Desde esta mirada, no hay duda de que todas las posibilidades se reducen a una fuerte incorporación de aula invertida o de modelos híbridos que refuercen o dinamicen la transformación de la práctica pedagógica. De igual modo, los retos rectores tendrán que lidiar con las consecuencias dejadas por la pandemia, además de neutralizar y acabar con problemas consolidados desde antes de su explosión y de los despertados durante y después del desastre. Desenterrando y desterrando, indefectiblemente, la inequidad del aprendizaje, la brecha digital y de empoderar zonas desposeídas dentro de la estructura de la educación en América Latina y el Caribe.
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